Entrevisto
hoy a Patricia Pérez, una mujer masona que ha tenido la amabilidad de
acompañarme en esta tarde nublada. Compartimos un rato en un café cualquiera, y
me cuenta todo al respecto de esa parte de su vida que resulta tan curiosa y a
la vez tan desconocida para la mayoría de nosotros.
¿Cómo definirías o explicarías la masonería
a alguien que no sabe exactamente qué es?
No
es sencillo definirla, ya que para cada masón es algo distinto. Te diría que se
trata de un camino de crecimiento personal que tiene una serie de ritos de
iniciación. Este desarrollo personal del que te hablo se lleva a cabo a través
del simbolismo masónico actual, que desciende de todos aquellos símbolos
utilizados por los canteros de las catedrales de la Edad Media. A esta masonería se la llamaba “masonería
operativa”.
Las
logias eran los centros de reunión. Con el tiempo, se fueron atrayendo
intelectuales a las logias y ello derivó en una masonería especulativa, que es
la que opera actualmente. A partir de aquí, la masonería es como un tronco con
muchas ramas, ya que hay diversas clases. Se divide básicamente en dos
corrientes: los regulares, propios de Inglaterra, y las logias francesas, más
aperturistas tanto en los ritos de adopción como en la aceptación de mujeres.
En
las logias existe una gran jerarquía. Las obediencias u órdenes pueden ser
femeninas, masculinas o mixtas. La masonería es algo que se vive de una manera
muy personal.
¿Con qué clase de conocimiento se trabaja
en las logias?
En
las logias azules o de perfección existe un sistema de acceso al conocimiento
en grados, y está estructurado como los oficios medievales: aprendiz, compañero
y maestro. El conocimiento esotérico es más intelectual debido a la línea de
trabajo que se sigue. Básicamente, se van estudiando los símbolos propios de la
masonería –el compás, la piedra bruta- gracias a la experimentación a través de
los ritos. Se escriben una serie de trabajos llamados planchas, que se leen
frente a los demás miembros de la logia. Esta es una representación de un
microcosmos. Los ritos te disponen para que el simbolismo penetre mejor.
Dentro
de las logias no se habla de religión ni de política, aunque sí que es verdad
que todo el proceso es dependiente de un rito, un dogma. Es necesaria la idea de
un Dios, porque si no es imposible penetrar en el conocimiento de las
relaciones con el universo.
¿Qué te aporta la masonería?
A mí
me aporta una mayor perspectiva filosófica de la vida, una oportunidad de mirar
hacia mi interior continuamente.
¿Cómo entraste en este mundo?
Con
24 años. Conocía a la madre de un compañero de instituto, y ella tenía una manera
muy interesante de hablar, me fascinaba. Un día, conversando con ella, salió el
tema y me pareció muy interesante. A las logias debes entrar preguntando y
mostrando una motivación, no son organizaciones proselitistas, ni sectas, ni
nada que se le parezca.
Sí que
es verdad que tienen a su alrededor un halo de oscurantismo, pero en España se
debe a algo muy concreto: a toda la campaña de desprestigio que Franco llevó a
cabo durante la guerra civil, ya que no le permitieron entrar a ninguna logia.
No nos basamos en el secreto, sino en la discreción. Yo no voy diciendo que soy
masona, igual que no voy anunciando mi orientación sexual ni nada por el
estilo.
Como
decía, la madre de mi amigo vio mi interés y me dio libros sobre el tema. Es
raro que me aceptasen, ya que vivía en casa con mis padres. Digo que es raro
porque la admisión y la permanencia se rigen por dos máximas: la de la libertad
y la de buenas costumbres. La máxima de libertad es básicamente por lo que las
mujeres no han podido entrar a las logias en España hasta hace relativamente
poco, y es que has de ser solvente económicamente para poder pagar la
mensualidad y los viajes que sean necesarios. La máxima de costumbres no se
rige por lo social, aunque sí que te piden un registro de penales; se trata más
bien de rendir cuentas a tu conciencia.
Solicité
la entrada a una logia, y tuve que pasar tres entrevistas o aplomaciones con el
líder. Acudí a un taller de preparación y tuve que presentar un currículum
profesional y otro de vida. Por último, tuve que hacer un pase bajo venda, en
el cual te vendan los ojos y los miembros de la logia te hacen una serie de
preguntas.
Las
logias están inscritas como asociaciones culturales en el registro del
Ministerio, y pagamos una mensualidad de 30€, ya que cada logia lleva a cabo
una autogestión y se hace cargo del alquiler y de los derechos de formación.
Además,
existe una obligación de asistencia a las reuniones mensuales. En caso de que en
algún momento no puedas cumplir los requisitos, es más fácil salir que entrar,
ya que puedes hacerlo sin dar ninguna explicación. La entrada a una logia
siempre ha de ser por inquietud personal, por querer saber más.
Para
las mujeres es más complicado entrar, ya que hay menos logias. Desde fuera se
ve muy exigente, pero desde dentro es fácil atender tus obligaciones profanas. Cuando
mis hijos eran más pequeños, los llevaba conmigo a las reuniones, a uno de
ellos tan sólo al mes de nacer. De todos modos, sí que es verdad que por
situaciones culturales, las mujeres tenemos muchos más espacios de reflexión
personal que los hombres.
¿Alguna vez has te has encontrado con una
experiencia desagradable o has notado algo negativo en la masonería que no te
haya gustado nada?
No,
jamás. Es algo que me aporta mucho, es un tipo de aprendizaje que se
experimenta con la vida. No está por encima de todo, y las responsabilidades
son perfectamente conciliables. Soy masona 24 horas al día, al igual que soy
madre, mujer o maestra. Llevo bien todas las partes de mí.
Sí que
es verdad que te pone en muchas situaciones de crisis personal, pues toda esa
reflexión interior te obliga a ponerte cara a cara contigo misma, pero no lo
entiendo como algo negativo, ya que me hace avanzar. Cuanto más joven entras,
más camino tienes recorrido a una edad determinada. No es que sepa más que
otros, sino que he aprovechado el camino y he vivido la masonería muy
intensamente. Si llevas poco tiempo en una logia, no te da tiempo a valorar lo
aprendido.
¿Son las logias como una familia o son más
bien un grupo de reunión?
Son como
una fraternidad, porque el camino masónico es individual, pero el grupo lo
potencia, como si fuera un espejo. Nos vincula el rito de una manera muy potente,
como una serie de lazos invisibles. No se entra por soledad o para tener un
grupo de reunión, y quien lo hace se sale muy pronto. Esos lazos de los que te
hablo son potentes, vinculan alma con alma. El grupo es de conexión y de
vibración, y puedes sentirlo.
Entonces, ¿la gente dura más en la
masonería si tiene el deseo de saber?
No siempre.
Algunos prefieren quedarse por la reunión, pero no es mi caso. A veces me
pregunto qué hago ahí, ya que puede haber gente con la que no conecto. Aún así,
dentro de la logia los integrantes somos como la piedra, la argamasa o los
cimientos de una construcción, todos con una función. La gente con la que no
tenía tanta afinidad me aportaba mucho, aprendía más cosas, por eso es tan bueno
estar en grupo. El eco que tú lanzas te viene de vuelta, y ese otro eco puede
venir de alguien diferente, o si no, no resonaría. El trabajo con el simbolismo
provoca cambios muy profundos.
¿Qué podrías explicar sobre el trabajo
simbólico?
Como
te había dicho antes, los símbolos se inspiran en los utilizados por los
constructores de las catedrales. Aunque se usan en masonería, pueden
encontrarse en todas las culturas, aunque el uso desde nuestro campo es
distinto. Lo que trabajamos es qué significan, para ello se manejan
diccionarios simbólicos. Desde el rito se ve una cara diferente de sus
significados, vemos lo que antes no veíamos. Los trabajos de las escuelas
esotéricas, no sólo de la masonería, sino de todas las disciplinas esotéricas,
se orientan a la práctica, a hacer la vida más fácil.
El rito
es lo esotérico, en la masonería experimental se enmarca el trabajo en ese
aspecto. Las aportaciones, lo que nos aporta a cada uno, se leen en grupo y se
crea un debate al respecto. Se pasa de lo particular a lo general, es decir, de
lo que significa el símbolo en tu vida y cómo se relaciona con todo lo demás. Tener
esa capacidad de relacionarlo es lo que aporta el trabajo del rito.
¿Consideras que alguno de esos trabajos o
aportaciones se ha reflejado en la vida exterior a gran escala, es decir, que
ha influido en grandes grupos de personas que no pertenecen a la masonería?
Bueno,
la historia está llena de masones impulsores. Yo lo veo como que la masonería
tiene un tipo de aprendizaje que se basa en una fuerza de avance para que la
sociedad evolucione. Sí que se han aplicado algunos aspectos fuera. Algunas logias
tienen más presencia social, pero eso no las hace ni mejores ni peores.
Todo
el trabajo personal acaba saliendo fuera de una manera u otra. Es como el
aleteo de una mariposa que condiciona el universo: yo aprendo algo, lo aplico
en mi vida y eso influye en mi alrededor. El aprendizaje condiciona movimientos.
No es tanto que haya un grupo masónico detrás de ciertas revoluciones como que
esas revoluciones estén lideradas por personas con capacidad de decisión.
El perfeccionamiento
de la humanidad es el objetivo de la masonería, pero empieza en uno mismo. Es
como un grano de arena en un reloj, o como el efecto de expansión de un dominó.
Yo mi aprendizaje lo transmito, tanto en lo visible como en lo invisible. La humanidad
son precisamente las relaciones humanas. La masonería en que yo estoy está más
orientada a lo sagrado que a lo histórico.
Para
terminar, si pudieras ¿qué mito erradicarías sobre la masonería?
Yo
soy un poco especial porque esas cosas no me importan, no gasto mi energía en
ello. A cada uno lo reconocen por sus huellas, y creo que donde hay
desconocimiento puede haber conocimiento.
En Francia
y en EE.UU. no hay esas consideraciones negativas sobre la masonería a nivel
social, de hecho en EE.UU. los masones se reconocen como tal abiertamente y
colocan placas en sus puertas señalándolo, ya que les da más prestigio. En España
se ve peor, pero al final se te reconoce por unas cualidades. Si se tiene esa
visión es por ignorancia. A poco que busques ya encuentras que no es ninguna
secta ni nada parecido. Así que no, no erradicaría ningún mito.